Vivir en Paz con las relaciones familiares (II)


¿EN QUÉ ASPECTOS DE LAS RELACIONES ES IMPORTANTE HACER REAJUSTES?


La inflexibilidad suele darnos problemas. En ocasiones nos mantenemos estáticos en la forma de  relacionarnos con los familiares, aparecen cambios vitales pero no los aceptamos y no nos adaptamos ante ellos. Cuando hay nuevas incorporaciones a la familia, tendremos que ser tolerantes con otras costumbres, formas de comunicarse, e incluso de relacionarse.


El sobreproteccionismo genera en la otra persona una excesiva dependencia hacia nosotros, una falta de autonomía propia que acaba resultando incómoda y nos impide madurar. La distancia excesiva tampoco funciona bien; el contacto, el tiempo compartido, el interés  y el apoyo no debería de ser una tarea pendiente.


Echar las culpas al otro del mal funcionamiento de las relaciones suele ser muy frecuente. Debemos hacer un esfuerzo por empatizar, por comprender la conducta del otro  y analizar qué podemos hacer para iniciar los cambios desde nosotros mismos.




¿QUÉ SENTIMIENTOS SUELEN SER MALAS COMPAÑÍAS?


La envidia y los celos: observar a quién y en qué tenemos  envidia  puede sernos útil para ver qué cambios tenemos que hacer en nosotros mismos para ser más felices. Dejar de compararnos con los demás y disfrutar plenamente de aquello que en estos momentos tenemos es una buena estrategia. Centrarnos en lo que hay de positivo en nuestra relación con ese miembro familiar y no en lo que no hay, en lo que sí hay con otro, etc.


El orgullo: excesivo, nos impide avanzar en la resolución de las dificultades que surjan en una relación. Bloquea la posibilidad de negociación, de entendimiento  y de búsqueda de soluciones.